domingo, 22 de agosto de 2010

¿CREES QUE PUEDES CAMBIAR?

¿Eres muy abierto de mente o tal vez un poco cerrado?
¿Eres innovador o conservador?
¿Prefieres el riesgo o la seguridad?

Mi pareja es una mujer extraordinaria y es una satisfacción compartir la vida con ella. Tiene cualidades estupendas. Sabe tratar con las personas, hace todo lo posible  para que se encuentren a gusto, es sociable, generosa, amiga de sus amigos y excelente cocinera,…Pero tiene un pequeño defecto. ¡Cuando se bloquea, se bloquea! Y no pasa por ahí de ninguna manera.

Desde siempre, por vocación y profesión, la informática ha ocupado un lugar importante en casa. La he usado para comunicarme, trabajar, y a veces por ocio. He intentado reiteradamente interesar mi pareja en estos sistemas y solo encontraba bloqueos: “Esto no es una manera de comunicar con la gente”, “Que manera de perder el tiempo, es mucho mejor hacer las cosas en directo”, “Depender tanto de un sistema no me gusta”, “Como puedo perder tanto tiempo en lugar de leer un buen libro”..

Tantos esfuerzos inútiles para introducirla en el mundo de las tecnologías. Un día alguien le dijo que podía reservar viajes por Internet. Entonces, ella, que es gran aficionada a los viajes, descubrió un mundo de posibilidades y ese fue el pistoletazo de salida. Desde entonces, tiene su propio equipo, comparte la lectura de libros con momentos informáticos, disfruta contactando por Internet con los amigos o familiares, y pobre de mí el día que el sistema no funciona… es la más dura de mis clientes.

En sentido contrario, yo, he estado veinte años dedicado a los sistemas. Donde parecía que nada me interesara más que un buen equipo informático y restando importancia a aspectos emocionales o personales y que eso era cosa de mi pareja. Ahora soy yo el que me esmero por estudiar y experimentar en ese campo, disfruto compartiendo mis pensamientos e ideas con los amigos y cambio sin problemas un ratito informático por un buen rato de charla con los seres queridos.

Estas dos historias ilustran a qué punto podemos vernos prisioneros de nuestras creencias y hábitos.
¿Cuantas veces no hemos hecho algo porque estábamos convencidos de que no nos gustaría? ¿Cuántas veces hemos perdido la oportunidad de descubrir algo maravilloso, simplemente por ser muy conservadores y quedarnos con lo conocido respecto a lo desconocido?
La próxima vez que alguien te proponga algo a lo que responderías “No gracias”, en lugar de responder “No”, sal de tu zona de confort y atrévete. Quién sabe si te podría encantar o descubrir una nueva pasión.
¿Que tal si te propusieran ir a ver un espectáculo de arena?

No hay comentarios:

Publicar un comentario