lunes, 2 de agosto de 2010

¿QUE LLAMA TU ATENCIÓN?

Ayer leía una experiencia que había tenido un profesor en su clase. En ella relataba , cómo estaban debatiendo sobre la utilidad de Google y su simplicidad de manejo. Tan simple que, a la pregunta de “¿Cuantos botones aparecen en la pantalla de Google?”, el 50% de la clase dijo que solo UNO, el de buscar. Del otro 50% algunos recordaban otro botón pero no eran capaces de cuál era su objetivo. Solo 2 (de los 30 en el aula) recordaron el texto y solo uno de ellos sabía para que se usa..
¿Recuerdas tu que dice ese botón?...

“Voy a tener suerte”
Ese es el mensaje que se muestra en el botón (“I am feeling lucky” en ingles).
Sirve para ir directamente a la página de la primera entrada en el listado de la búsqueda de Google.
Con lo cual puede significar un ahorro de tiempo en ciertas operaciones.

Es interesante ver que la página más visitada de Internet todavía den pie a descubrimientos como este.
Es posible que estés usando esta página todos los días pero NO VISTES este botón.

Os habréis dado cuenta que no es algo tan raro como parece. En esta época de playa seguro que todos somos capaces de ver, a lo lejos, aquella chica (o chico, según los gustos) que viene paseándose por la playa y con un físico impresionante, de esos que pueden hacernos sentir en la parte baja de la escala evolutiva (si solo consideráramos el físico evidentemente). En cambio, en mi caso, soy incapaz de encontrar la botella de leche en la puerta de la nevera. Mi mujer me dice que tengo sentidos selectivos…

¿No los tenemos todos?...
Ocurre que cuando buscamos algo, descartamos “automáticamente” informaciones y elementos que consideramos no tienen relación con el objetivo, perdiendo la oportunidad de descubrir nuevas opciones.
En otra línea, acordaros cuando entráis en un lugar que huele “diferente”. Al principio os veis muy afectados, pero a las horas o días ya no os percatáis del olor en cuestión. Es como si os hubieseis vuelto “ciegos” a ese olor.
Y qué decir del ruido tan estruendoso de algunas motos que sus propietarios ya ni oyen.
¿Puede que sus sentidos se hayan deteriorado y no sean capaces de volver a captar esos estímulos?
Puede, pero es altamente improbable si esos estímulos están dentro de unos márgenes “razonables”.
Lo más probable es que los sentidos estén filtrando la información y descartando lo que consideran “dañino” o “innecesario” para protegernos o hacernos la vida más fácil.

Es como si tuviéramos un padre muy atento que se preocupa mucho de nosotros y esta pendiente de todo lo que nos llega, no dejándonos probar nada que el no considere útil o inocuo. La mayoría acabaríamos cansados de tal comportamiento y estariamos deseando zafarnos de su control para disfrutar de la libertad de probar y equivocarnos.

A continuación un pequeño ejercicio para comprobar cual es tu nivel de libertad.

Observa el siguiente video. En él aparecerán dos equipos de chicos y chicas pasándose una pelota de baloncesto mientras se mueven de un lado para otro con movimientos no uniformes. Como ves un equipo juega de blanco y el otro de negro, pues bien, se trata de que pongas atención y cuentes cuantas veces se pasan la pelota los miembros del equipo blanco. ¡Ojo!, sólo los pases del equipo blanco. Para que el experimento sea válido hay que contar todos los pases en la primera y única visualización del video, no te preocupes dura muy poco.
Una vez visto, podrás pasar a los resultados más abajo. Venga "Vas a tener suerte":



¿Qué tal? ¿Cuántos pases has contado?
No “trampees” pasando a la respuesta in haberlo probado.
Perderías la oportunidad de hacer de hoy un día distinto .
.
Lo cierto es que el equipo blanco se pasa la pelota 14 veces, sin embargo eso es irrelevante en esta prueba.

La cuestión es: ¿Has visto el gorila que se pasea entre los jugadores? …
Si no te crees que en el vídeo se puede ver con absoluta claridad un gorila que pasa entre los jugadores y se para en el centro a hacer monerías, vuelve a mirarlo sin contar los pases de la pelota.
Si eres de los que no has visto el gorila no te preocupes, es lo que sucede en la mayoría de los casos. La mayoría de las personas están concentradas contando los pases de los jugadores, y de forma inconsciente su cerebro descarta la información “innecesaria”. Esto nos sucede a diario, la cantidad de información que nos llega por la vista al cerebro es tan grande que inconscientemente hay una tendencia a filtrarla, en mayor o menor grado, y procesar solo aquella que consideramos necesaria, descartando el resto.
¿Vemos lo que vemos o… lo que queremos ver?

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