Ya estamos en 2011. Este fin de año ha sido particularmente activo tanto personalmente como profesionalmente y ha sido una “buena excusa” para abandonar unas semanas este medio, los móviles, lo mails,… para dedicarme durante unos días a la familia compartiendo momentos que no son habituales durante el resto de año.
¿Os habéis fijado como en esas fechas muchas personas “se olvidan” de sus preocupaciones y disfrutan con sus familiares?
Quizás cariño familiar y condicionamiento mental positivo (La Navidad) sean un modo de superar los escollos de presión laboral y condicionamiento mental negativo (Los Telediarios por ej.)
Lo que es evidente es que muchas personas se encuentran mucho más fuertes y optimistas en estos días. Encuentran energía suficiente para tomar resoluciones para mejorar su calidad de vida futura. Muchas de estas resoluciones apuntan a cambiar comportamientos nocivos o hábitos insanos. Es habitual el compromiso de dejar el tabaco (aunque este año, la normativa “ayudará” también), reducir la ingesta de alcohol, perder peso o mejorar la forma física, dedicar más tiempo a la familia, no estar tanto tiempo con la videoconsola y dedicar más tiempo a sí mismo, etc.…
Los primeros días y semanas son muy difíciles. Salir de la zona de confort creada por nuestros hábitos nos hace tener una sensación de vacío/agotamiento importante. Además, en algunos casos “extremos” (tabaco, alcohol, juegos,...) se pueden sentir efectos físicos como mareos, embotamiento, o temblores que consumen rápidamente las reservas energéticas navideñas.
Aunque las personas están llenas de buenas intenciones, la realidad es que más de un 80% de las personas no mantienen sus resoluciones. Abandonan su proyecto en el PRIMER mes.
Una resolución no es ni más ni menos que una intención. Una intención, solo es un deseo, algo que desearíamos.
Una resolución suele ser una decisión lógica y racional “Sé que fumar y el sedentarismo es nocivo para la salud y me creará problemas a medio largo plazo. Tengo que dejar de fumar y hacer ejercicio”
El problema de las intenciones es que les falta fuerza y energía. El problema es que no tienen emoción.
¿Cómo te encuentras tú más motivado? ¿Por la Lógica o por las Emociones?
¿Qué pasa si en lugar de una resolución/intención, adoptas un compromiso?
Un compromiso es una acción a la que te liga una promesa que has hecho a ti o a otras personas. Es importante comprometerte con los demás pues las promesas que hacemos a otros tienen a veces mayor fuerza que las que nos hacemos a nosotros mismos. ¿No es curioso?
Es habitual encontrar personas que no quieren fijarse objetivos y menos todavía compartirlos. ¿Por qué?
Quizás tengan miedo o simplemente porque en lo más profundo de si mismo sepan que no tienen la voluntad y la determinación necesaria para conseguir sus objetivos. En otras palabras, es posible que sean personas perezosas que faltan a su responsabilidad y compromiso.
Seguro que conoces alguna de estas personas que cuando le preguntas cuáles son sus objetivos da muchas vueltas para evitar contarte nada, y tú lees en sus palabras “Si yo soy una persona perezosa que no soy responsable y no tengo compromiso, como voy a decirte mi objetivo para luego quedar mal cuando no lo cumpla.”
¿Y tú que es lo que sientes cuando no deseas compartir tus objetivos?
Te deseo que uses el compromiso como apoyo para conseguir tus objetivos. Cuando hayas decidido tu objetivo, compártelo con tu pareja o con un amigo, seguro que esto te ayudará a conseguirlo.
Por mi parte me comprometo a seguir con este blog durante el 2011 (hemos cumplido un año estas navidades) y conseguir en este año una periodicidad semanal.
Cumple tus compromisos, eso siempre tiene premio.
martes, 4 de enero de 2011
¿MANTIENES TUS COMPROMISOS?
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